viernes, 22 de mayo de 2015

Diferentes aspectos de una sincronicidad


 Como vemos la sincronicidad es parte activa del estudio científico que trata de comprender el por qué de estos hechos. No obstante no todas las sincronicidades son de la misma naturaleza, algunas en apariencia parecen tener más significado que otras, aunque según los expertos ninguna carece de un sentido último.


Existen varias categorías de sincronicidad.

  • Una coincidencia que se establece entre el pensamiento de una persona y uno o varios elementos externos simultáneos que ocurren en este mismo momento.
    Ejemplo: Un caso observado y relatado por Jung explica que una de sus pacientes le estaba relatando un sueño en el que había visto como un escarabajo apostado en la ventana de su casa, trataba de entrar. En el preciso momento en que la paciente se lo cuenta, el psicoanalista observa en la ventana de su consulta como un escarabajo repiquetea en la ventana con la intención de entrar.
  • Una coincidencia que se establece entre el pensamiento de una persona y uno o varios elementos exteriores lejos del campo de percepción de la persona y que pueden ser comprobados más tarde.
    Ejemplo: pienso en que necesito papel para la impresora y pocas horas después me traen un paquete de papel para impresora sin que haya verbalizado la petición. Es una sincronicidad telepática. (situación que me ha ocurrido muchas veces en mi vida).
  • Una coincidencia entre un hecho y otro hecho que ocurre de forma simultánea que si bien no guarda relación, adquieren significado para la persona que lo vive.
    Ejemplo: Estoy dudando de si irme de vacaciones a un lugar u otro. Finalmente me decido por uno. En este preciso momento me llaman por teléfono y al descolgar me dicen, “perdón me he equivocado”. Atenta a la “casual” llamada, pienso que puede tratarse de un indicio, me estoy equivocando en la opción escogida y opto por cambiar, días más tarde compruebo que en el pueblo donde había pensado ir se ha declarado un epidemia de gastroenteritis.
También  hay otras clases de sincronía, como despertarse justo antes de que suene la alarma del despertador, tanto en el caso de una hora fija, como de un horario diferente. Hay personas que no necesitan despertador, programan la hora en que desean despertarse y se establece una especie de relación sincrónica entre la alarma y su nivel de vigilia, con un máximo de error de 3 a 5 minutos. Puede ser debido al reloj biológico que hace que al despertar cada día a la misma hora. Sin embargo diversos experimentos han dejado claro que algunas personas pueden despertarse a horas alternativas sin necesidad de alarmas.

El caso de la madre que se anticipa al llanto de su hijo y se despierta unos segundos antes de que el niño empiece a sollozar podría ser un ejemplo perfecto de cómo funciona el sistema de sincronicidad entre personas unidas, lo que Sheldrake llama el séptimo sentido.

Las sincronicidades también pueden ser predictivas. Un buen ejemplo es la del caso de una alumna que prestó una inusual atención durante una clase en que su profesor explicaba los detalles e indicios que preceden un desastre como un tsunami, un mes antes de que ocurriera el desastre en Indonesia. Recordar esos detalles que actuaban de forma sincrónica en aquel momento fue determinante para convencer a su familia de que algo estaba pasando y que existía un peligro real. Así salvó la vida de sus padres.

Son numerosas las experiencias de sincronicidad que pueden ocurrirnos a lo largo del día. Lo cierto es que la probabilidad de que se produzcan acontecimientos improbables es mucho más elevada de lo que pensamos. En un grupo de veintitrés personas reunidas al azar, hay una probabilidad del cincuenta por ciento de que al menos dos de ellas celebren su cumpleaños el mismo día.

Aunque no nos es posible predecir cuándo ni cómo nos ocurrirán estas circunstancias, podemos mostrarnos receptivos, porque la atención acaba creando la intención atrayendo un campo de interacción. Nuestra estructura biológica y nuestra psique está en permanente estado de alerta a lo largo del día, pero estas manifestaciones normalmente pasan desapercibidas porque las hemos asumido de forma automática. Recordemos que tenemos el piloto automático en función “inconsciente” en el 95% de los casos.

Nuestras intenciones ejercen una influencia sobre el acontecer y el orden de probabilidades de las personas con las que nos relacionamos directa e indirectamente. Hay quien gracias a la observación y al análisis de las sincronicidades que les suceden, son capaces de anticipar o predecir con suma precisión algunas experiencias futuras. Los recientes estudios sobre el cerebro nos dicen que nuestras neuronas están en alerta y sabiendo lo que vamos a decidir, siete segundos antes de tomar la decisión consciente.
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