viernes, 22 de mayo de 2015

Energisemos nuestra casa positivamente


La casa, la morada del alma
 
El lugar donde ubicamos nuestro hogar es nuestra principal fuente de alimentación. La casa representa la morada interior. La casa ideal no es solo el lugar donde vivimos a gusto por la estética de la decoración, sino también donde la energía fluye y se organiza equilibradamente, produciéndose una armonía cosmo-telúrica. Para ello es importante identificar las zonas de perturbación y tratar de armonizarlas.
Existen 3 fuentes principales de perturbación o de energías sutiles negativas.
  • Las ondas nocivas concretas: Tienen su origen en las fallas o corrientes de agua subterráneas, en los parajes naturales contaminados por gases o radiaciones diversas. En este caso el flujo de equilibrio entre la tierra y el cielo está alterado.
  • Las ondas electromagnéticas: Frecuencias de 50 Hz que provienen de los aparatos eléctricos domésticos, junto a las hiperfrecuencias emitidas por los teléfonos portátiles, los microondas, las radios, los televisores.
  • Las ondas nocivas abstractas que provienen del alma de la casa, es decir todas aquellas vivencias acumuladas a lo largo de los años por todas las personas que han vivido en aquel lugar. Es la memoria ancestral de la vivienda.
Ser conscientes de las energías sutiles que nos rodean, sean positivas o no,  nos hace estar alerta a las vibraciones que provienen del medio en que nos movemos. Cuando se trata de energías nocivas concretas, las que provienen de la naturaleza, focos o canales de agua, fallas tectónicas, etc., sólo podremos tratar de paliar los efectos con algunos recursos naturales adaptados al medio y que debe recomendar un experto. Hay una serie de minerales y otros artefactos que ayudan a eliminar los efectos perniciosos de un terreno insalubre.
No obstante, cuando se trata de otra clase de fuentes energéticas, podemos hacer otras cosas para minimizarlas. En el caso de que sean de tipo electromagnético, una buena reorganización de todo el sistema eléctrico de la vivienda será muy eficaz. Podemos eliminar algunas fuentes de polución magnética que no sean imprescindibles tales como secadores de pelo o microondas, restringiendo su uso al mínimo. Podemos cambiar enchufes de sitio para que no estén cerca de los lugares donde descansamos, desconectar aparatos eléctricos que no se utilizan y buscar fuentes de energías alternativas que nos permitan una convivencia mucho más sana.
En el caso de las ondas o energías sutiles abstractas y nocivas, aquellas que provienen de una fuente invisible, pero que no por ello dejan de afectarnos, existen algunas maneras de evitarlas. La luz y el aire son factores muy importantes. Deben poder circular y renovarse. Una estancia oscura y sin ventilación favorece la acumulación de energías sutiles desordenadas. Una estancia luminosa y ventilada manifiesta más orden y libertad. En estos dos elementos de la naturaleza conviven energías sutiles que nos permiten expandirnos, manifestarnos positivamente, liberarnos de polución, o al contrario cargarnos de energías densas. El fuego-luz quema las impurezas.
Las energías sutiles nocivas se encuentran a gusto en un ambiente saturado. La memoria de las casas se carga de ondas pesadas a raíz de haber vivido, entre sus paredes, problemas graves de cualquier tipo. Los muebles, las paredes, los enseres acumulan esa densidad. Para liberar una casa de esas cargas, en primer lugar es necesario  limpiarla a fondo, tirar todo lo viejo, lo que no nos sirve, aligerarla y pintarla.
Es útil quemar incienso de mirra o tomillo en cada una de las habitaciones. También se pueden recitar algunos mantras u oraciones que servirán para limpiar astralmente el ambiente.
En cuanto a la distribución interna de las casas, el Feng Shui nos aconseja no obstruir ventanas y puertas, mantener las superficies de los muebles despejados, en orden, por dentro y por fuera. No acumular cachivaches que no utilizamos, ni ropa en los armarios, ni utensilios en la cocina o en cualquier otro lugar que sirvan de foco energético para aquellas entidades inmateriales que se cuelgan de nuestro hogar y que se nutren de cualquier tipo de polución. No se trata de pensar que estamos rodeados de fantasmas, sino aceptar que la materia inorgánica también acumula energía y si las paredes hablaran, o el balancín de la abuela nos contase, nos revelaría muchos secretos. 

Las energías sutiles positivas

Las energías sutiles positivas son aquellas que se originan en un ambiente cargado de amor y paz, en estancias limpias, pulcras, ordenadas, con detalles propios de la naturaleza, materiales nobles, minerales, cuarzos, luz solar, plantas. Todos estos elementos contribuyen a generar entidades de luz elementales, duendes que velarán por nuestra tranquilidad. Son los guardianes del hogar. Tal y como existen los ángeles custodios para las personas, existen los duendes protectores.
Estas son algunas claves para activar esta clase de energías positivas.
  • La limpieza. 
    La limpieza no sólo es una necesidad higiénica, sino también una cuestión de actitud personal. Mantener la casa limpia es fomentar la pureza, es crear un ambiente en el que la suciedad no pueda mantenerse, y por lo tanto donde las energías sutiles negativas no pueden acumularse. No se trata ser maniático de la limpieza sino de ser disciplinado y posiblemente no sea más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia. En la limpieza hay una actitud de humildad y de sacrificio que contribuye a mejorar nuestra propia condición humana. Después de una limpieza a fondo podemos dispersar en el ambiente de nuestra casa unas esencias naturales que más se adapten a nuestras características.
  • El orden. 
    La limpieza nos lleva al orden, que es una excelente disciplina que nos permite organizarnos, controlar las situaciones, impedir que se acumulen las cosas, elegir entre lo necesario de lo superfluo. El orden  es un reflejo de nuestra armonía interior, la expresión fluida de nuestra energía que, aplicada al hogar nos permite dejar fluir la energía de forma más saludable. En los rincones asestados de cosas es difícil conseguir un control y es donde se acumulan las energías más densas. Es difícil recibir gente en un hogar en el que reina la desorganización. Donde hay caos la energía es contraproducente.
  •  La puerta del hogar
    Llegar de la calle que es un espacio Yang, abierto, expansivo, ruidoso, activo, y entrar en casa a un espacio Yin, íntimo, cerrado, protegido, personal tiene sus reglas. Se trata de  tomar conciencia de la necesidad de liberarnos de energías que acumulamos en el exterior. Antes de entrar en casa podemos hacer un pequeño gesto simbólico sacudiéndonos las ropas para librarnos de los problemas, de las cargas y tensiones acumuladas durante el día. Después nos descalzaremos y pasaremos a asearnos, lavarnos las manos y el rostro y a ser posible cambiarnos de atuendo. Es conveniente que el recibidor sea un lugar bien iluminado, es importante que esa entrada dé un aspecto armonioso.
  • La sala de estar, el comedor, corazón del hogar
    En todos los hogares hay un centro neurálgico, suele ser el salón o comedor, donde se reúnen la familia para compartir las experiencias del día. En el corazón de la casa lo ideal es fomentar un área Yin-Yang en el que podemos promover por una parte el calor humano de las relaciones, la comunicación, (Yang) y un espacio de tranquilidad y reposo, (Yin) Así convendrán muebles que ayuden a crear esos ambientes. Por ejemplo sofás confortables que formen un ángulo, pufs o sillones y un espacio reservado a la lectura, no sólo al televisor y no dejar un espacio muy despejado en el medio. No hay nada más desolador que el centro de una habitación totalmente vacío. Si es posible, que la mesa del comedor y las sillas dispongan de espacio alrededor y que estén despejados, sin cosas acumuladas encima, para contribuir a este equilibrio y dar una sensación de una acogedora organización.
    Podemos atraer las energías benéficas con una música adecuada, unas velas o un poco de incienso y detalles naturales, plantas y minerales que no sólo adornarán, sino que llenarán la estancia con sus energías más positivas.
  • El dormitorio, el lugar de descanso
    El dormitorio es un lugar fundamental de la casa, es donde tenemos que recuperarnos del desgaste sufrido a lo largo de todo el día. Las energías sutiles abstractas y negativas se nutren de nuestras vibraciones durante la noche, cuando nuestros cuerpos sucumben al sueño. Por lo tanto es de suma importancia respetar algunas reglas para permitirnos un descanso total. La cama, a ser posible, debe estar orientada al norte. A ser posible, debe evitarse cualquier fuente eléctrica cerca de la cabeza, ni despertadores con pilas de cuarzo. Las mesitas de noche deben estar despejadas al máximo. Es importante que al acostarse desenchufemos las lamparitas. Los armarios han de permanecer cerrados y el espacio diáfano. Es importante evitar las discusiones en las habitaciones o mirar la televisión en el dormitorio, las energías estáticas y las imágenes emitidas quedan almacenadas en los objetos y las paredes.
    Recordemos que la energía o Chi que atraemos hacia nuestro hogar es neutra en sí misma, somos nosotros quienes la proveemos de intención. Podemos así mismo darle un propósito, activarla. Una de las maneras de hacerlo es mediante el rezo, mantra, utilizando materiales nobles, plantas, piedras, colores, una disposición armoniosa de todas las formas que componen nuestro hogar. Utilizando el color, podemos crear en cada ambiente la atmósfera que deseamos, ya sea estimulante, sosegada, creativa, relajada, etc. 
  • La cocina, centro alquímico de la casa
    La cocina es uno de los espacios más importantes del hogar. Es donde elaboramos los platos que vamos a ingerir, donde los transformamos para nutrir nuestro organismo. Cocinar es un acto mágico, un alquimia, que la comida fast food ha tratado de minimizar. Los elementos que se alquimizan en la cocina, el fuego y el agua, el aire y la tierra y hay que aprender a equilibrarlos. Los fogones no deberían estar enfrente de la nevera, ni debajo de una ventana. Las picas tienen que estar limpias, despejadas. El frigorífico o la despensa han de estar suficientemente surtidos para que la abundancia genere más abundancia. Antiguamente no faltaban los sacos de arroz, de harinas, de cereales, o aquellos alimentos que se conservaban y que simbolizaban la riqueza del hogar. No se trata de tener productos caros, sino energéticos. En la cocina no deben colgar cacharros, ni acumularse cosas que no son propias de esa estancia. Resultan positivas las mesas que se utilizan para comer en la cocina, siempre y cuando estén alejadas de los fogones, las picas y las neveras, se crean entonces antagonismos energéticos. Los focos de ondas sutiles negativas suelen almacenarse detrás de las neveras, en los armarios que acumulan cosas que no se utilizan, en los rincones donde no se pasa el trapo a menudo y donde se apilonan papeles y bolsas de plástico, en los verduleros o los cubos de la basura que no se limpian con regularidad. Es necesario liquidar todo lo superfluo.
    Por otra parte, una actitud positiva y feliz cuando se entra en la cocina proporciona una energía que beneficia a los alimentos que vayamos a cocinar y comer, es la mejor manera de que sienten bien. Los platos cocinados con desgana o agresividad generan energías egrégores o energías negativas que se depositan en todo aquello que estamos elaborando y que después ingeriremos. Una cocina limpia y pulcra y con buen ánimo es una garantía de salud. Por otra parte, debemos tratar de equilibrar las energías Yin-Yang y aplicar ciertos criterios generales en cuanto a la clasificación de los nutrientes. Como regla general, los alimentos Yang son salados, producen calor y contienen grandes cantidades de grasas y proteínas. Ej.: carnes, pescado, huevo.
    Los alimentos Yin, son comúnmente refrescantes, contienen más líquidos y son más dulces. Ej.: frutas, ensaladas, yogures.
    Para una comida de compromiso podemos utilizar la combinación de colores, tanto en el ambiente, como en la utilización de las materias que vayamos a cocinar. El castaño, el plateado, dorado, rojo, blanco y gris claro crean un buen ambiente y una luz tenue, una atmósfera sutil y relajante sobre todo cuando la comida sea muy Yang, con grandes cantidades de proteínas y grasas.
  • El cuarto de baño, canal de salida y entrada de energías
    Antiguamente las casas no contaban con un cuarto de baño en su interior, algunas culturas los consideraban de mal augurio y tampoco se tenían las instalaciones adecuadas para tal uso. No obstante, actualmente el cuarto de baño es la estancia, junto  a la cocina, donde fluye el agua, símbolo de prosperidad y creatividad y salud. Por lo tanto está relacionado con la higiene y la intuición, de hecho mucha gente lee en el baño y dicen inspirarse en los ratos que pasan aseándose. El buen funcionamiento de las cañerías y desagües resultará fundamental para la salida de energías sutiles negativas y la reposición de energías creativas positivas. Algunos manuales de Feng Shui recomiendan que el baño no esté situado cerca de la cocina o dentro del dormitorio. No obstante, esta recomendación, hoy día, es difícil de seguir, a menos que diseñemos nosotros los planos de nuestra vivienda. No obstante podemos seguir algunas reglas para tratar de positivizarla al máximo. Es necesario mantener limpio de gérmenes el inodoro y mantener siempre la tapa bajada. Las toallas no deben colgar mojadas dentro del baño y los espejos deben ser amplios y claros. Es recomendable tener tapados todos los orificios de los desagües, bidet, bañera y la pila del lavabo, de esta forma evitaremos que se escapen las energías de la prosperidad y la  creatividad. Debe evitarse conservar objetos rotos o marchitos, retendrán las energías sutiles nocivas. Es necesario suplir con luz los espacios que no tengan luz natural e introducir elementos de compensación, como  la tierra, la madera y el fuego para que la cadena sea completa; la Madera absorbe agua, la Tierra estanca el agua, el Fuego calienta el agua y armoniza ell baño. Cada uno de estos elementos puede introducirse con objetos, plantas, flores...
    En el cuarto de baño nos entregamos a un ritual diario que marca de manera muy decisiva el resto del día. Nos liberamos de los residuos orgánicos, nos deshacemos de lo que es inútil y no sólo se trata de un acto fisiológico, sino también simbólico. Por lo tanto es un lugar de salida y entrada de energías, ya que cuando nos aseamos y nos arreglamos, maquillamos y perfumamos, estamos embelleciéndonos no sólo por fuera, sino también por dentro si sabemos hacerlo con armonía. A cualquier experiencia del día le antecede el protocolo del cuarto de baño, una cita, un trabajo, una cena, etc. Los mejores colores para el baño son los verdes, madera, amarillo, blanco y azul.
Hemos dado algunos consejos para atraer energías positivas y deshacernos de las negativas. Hay ciertas pautas que podemos seguir con respecto a los colores y fragancias. Utilizando el color podemos crear ambientes, atmósferas y estimular o apaciguar las energías que nos envuelven.
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